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Historia

"Muchas generaciones  hemos vivido en países afectados por la guerra. Personalmente, crecí en Colombia, experimentando años de violencia que dejaron huellas en mi vida y en la de mis seres queridos. Aunque sentí en carne propia los estragos, entendí que las comunidades en áreas remotas sufrían aún más, enfrentando ataques constantes, desplazamientos, el olvido del estado y la indiferencia de quienes vivíamos en las ciudades.

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Después del acuerdo de paz en Colombia, en el año 2016, varias organizaciones se centraron en satisfacer las necesidades básicas de los sobrevivientes del conflicto. Sin embargo, una necesidad crucial, a menudo pasada por alto, era la salud mental y emocional, no solo de las víctimas directas, sino de todos los que hemos vivido en países en guerra. ¿Cómo podría una mujer comenzar un nuevo empleo después de presenciar la tortura y masacre de su compañero? ¿Cómo podrían los jóvenes en los territorios, aspirar a una vida de empatía y armonía después de presenciar los horrores diarios de la guerra e intentar escapar - a veces sin suerte- de de los grupos armados? ¿Cómo podemos todos seguir nuestras rutinas diarias mientras las noticias nos bombardean con miles de vidas destrozadas por la guerra?

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Es hora de dar voz a lo que rara vez se menciona: la salud mental y emocional. Así inicié en 2018 la Fundación Magnolia para la Paz y el Bienestar, con el propósito abordar este aspecto crucial de manera holística, integrando el cuerpo, las emociones y el espíritu.

 

Buscamos crear encuentros y amplificar palabras que sanen y restauren la paz interior y colectiva en el presente. También nos comprometemos a tejer un presente y futuro de paz, inclusión y dignidad, siendo guardianas de la memoria y la sabiduría para promover un entendimiento profundo de la paz interior y colectiva.

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Estos propósitos no solo aplican a Colombia; los retos son compartidos en toda la región latinoamericana. Creemos que al sanar corazones a través de estrategias de salud mental, educación y saberes ancestrales, podemos contribuir significativamente a mitigar la pobreza.

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¡Gracias por llegar y ser parte de este movimiento!"

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Ana Carolina González P. 

Fundadora. 

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¿Por qué el nombre:
Magnolia?

“Ser Magnolia es ser agente de la vida y tejedora de presentes y futuros de paz interior y colectiva, es ser curandera del corazón, guardiana de la memoria.”

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Existen más de doscientas variedades de Magnolia, un género de plantas nativas de Asia y América.

La Magnolia es una flor tropical, con flores blancas y rosadas, con beneficios emocionalmente calmantes. En las prácticas de salud tradicionales de China y Tailandia, las flores de magnolia se han utilizado para ayudar a crear bienestar y equilibrio.

También es usada para tratar la ansiedad, el estrés y la depresión, calmar los nervios, desinflamar, y eliminar males frecuentes como dolor de cabeza, gripe o sinusitis.

Aunque su crecimiento es lento, se trata de una planta que alcanza edades muy avanzadas, y es muy resiliente a factores externos como los cambios de temperaturas y la contaminación.

En la Fundación Magnolia, esta flor nos inspira para nuestro trabajo en la construcción de la paz. Buscamos que quienes hacen parte de nuestra comunidad, sanen las heridas emocionales y mentales que dejan la violencia y la guerra, encuentren equilibrio en lo individual, y se conviertan en multiplicadores de paz en sus comunidades y organizaciones.

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